"Si queremos ser buenos antepasados, debemos mostrar a las generaciones futuras cómo nos hemos enfrentado a una era de enormes cambios y grandes crisis".
Jonas Salk
¿Cómo nos ponemos en el lugar, no solo a través del espacio, sino a través del tiempo, de las personas de las generaciones futuras?"
Roman Krznaric
Continuamos desplegando el punto de “Retos y desafíos, hacia la transformación esencial”, que se inició en la entrega anterior.
Recordemos que hemos sido inadecuadamente preparados por la sociedad para ser más conscientes de la riqueza que encierra la posibilidad de embarcarnos en un viaje de descubrimiento interior, y que esta inducida ceguera habita en la raíz causal de las disrupciones planetarias que estamos experimentando.
Hasta aquí se ha intentado abordar la pregunta sobre qué es lo que necesitamos atender hoy en día en la formación de líderes. Y si la argumentación expuesta ha sido comprensible, y se le encuentra sentido, vemos que la respuesta debe constituir ya una explicación relativamente clara, si bien creo que podemos ahondar un poco más en la argumentación.
Hemos intentado describir lo que percibimos como la expresión de la vibración de algunos polos de la realidad manifiesta, aquellos que han primado hasta ahora en la sociedad y en la cultura; esto significa que se ha intentado describir someramente lo que hay detrás del daño climático (y la actual pandemia), para identificar una causa preponderante, el poder externo. Y decimos “una causa preponderante” debido a que lo que llamamos realidad aparece como un fenómeno complejo multidimensional y multipolar en donde las diferentes dimensiones de la unidad, que es un todo, poseen polos, pudiendo muchos otros estar influenciando fuerte y causalmente la ocurrencia del daño climático, en un mundo en donde lo percibible sensorial o “metasensorialmente”, es una realidad que se manifiesta como paradójica, subjetiva, multidimensional, compleja, volátil, difusa, ambigua, incierta, y no dual, por lo que una causa siempre está interrelacionada con otras en bucles de circularidad bidireccional.
Para contrarrestar la influencia del poder externo, basta que, con la comprensión que ya tenemos, miremos en la dirección “opuesta o contraria” (otros polos) y nos preguntemos ¿qué tal si en vez de movernos al ritmo del poder externo adoptamos el poder interno, nuestro poder auténtico, como la fuente inspiradora, y el criterio base de nuestro existir y accionar? ¿Qué tal si navegamos en lo más profundo de nuestro ser y logramos sentirnos conectados con la misma fuente de toda la existencia que alcanzamos a percibir, a sentir y a presentir?
El viaje del héroe, propio del cultivo del poder interior, nos encamina hacia una conexión muy profunda con nuestra compleja realidad interior (emocional, mental, corporal y espiritual), sentida como unidad. Y esta aventura, si se mira como una urgente nueva utopía, puede convertirse en una gran causa por la cual vivir, que a nosotros, como un cause de ella, nos movilice hacia el poder auténtico y hacia la forma de consciencia que caracteriza al líder del resto del siglo. Es la causa que motiva al viajero a ponerse en camino. Dicho viaje se convierte en un proceso que abre las puertas a un torrente interior; se trata del movimiento de la plenitud que somos, de lo que ya está allí y de aquello que nos constituye, que siempre pugna por emerger. Descubrimos que somos seres completos pero con una mentalidad pequeña que no se da cuenta; somos como el océano pero nos creemos las olas o las gotas (en el océano las gotas no existen).
Así, cualquier agenda de desarrollo socioeconómico que se emprenda, deberá estar enmarcada dentro de esta profunda realidad del trabajo de conscienciación por la senda que conduce hacia nuestro liderazgo personal basado en el poder interior. Esta será la senda o proceso que evidencie cambios significativos en nuestra manera de actuar. Tenemos la solución y la posibilidad, que están totalmente a nuestro alcance. Se trata de la reunificación de la cabeza y el corazón. Desde esta re-unión las agendas de desarrollo socioeconómico, hacia una cultura planetaria autosostenible, tendrán una posibilidad real de éxito.
Debemos desencadenar pues, acciones concertadas en muchos frentes de la complejidad social, y entre muchos actores que descubran su poder interior, en todos los casos, necesitándose líderes sensibles y abiertos a anteponer el bien común, y la visión ecosistémica, por encima de los intereses egoicos.
Hoy presenciamos el hecho de que se está perfilando una nueva “civilización ecológica”. Esto significa un gran reto para los líderes de todo orden. Según lo que estamos viendo emerger para esta nueva civilización, el líder para el siglo 21 será una persona que desarrolla una forma de sentir, percibir y ver, con alta sensibilidad, la cual se ofrece como servicio al resto de humanidad. Así, este líder se convierte en un cauce del futuro que nos llama, y en un instrumento para su ocurrencia. El gran campo de energía en el que procura estar, parece manifestarse de varios maneras; señalamos tres entre otras:
1. Compromiso con la vida, la evolución y la sostenibilidad: adopta como
filosofía de vida los modelos teóricos, evolutivo, integral, complejo y sistémico, y
por ello procura ser hoy un ancestro respetuoso, que cultiva una visión
ecosistémica de la vida y una visión orgánica de la realidad, rescata y se conecta
con el espíritu de la naturaleza; se compromete con ser un pensador circular,
verde, ecológico y “evolucionario” (Peter Merry en Evolutionary Leadership”); se
convierte en un guardián de la vida; vive la orientación de la ética del cuidado;
opera dentro de la lógica de ser un creador de totalidad en todos los ambientes
en que se desempeña; y, personifica nuestra realidad fractal, holográfica y
holotrópica; se compromete con una comprensión de las dimensiones tiempo y
espacio que va más allá del cortoplacismo e inmediatismo que nos ha
caracterizado, logrando una consciencia del pasado, presente y futuro como
dimensiones unificadas de un presente ampliado, y logrando un espacio mental
para las dimensiones micro, meso y macro del espacio; en su percepción integra
el ayer con el hoy y el mañana, así como lo infinitamente pequeño con lo
inmensamente grande. Para Sara Parkin en The positive Deviant, un auténtico
líder comprometido con la sostenibilidad, necesita apartarse de los cánones
usuales y ser atípico.
2. Compromiso de asumirse integralmente como un ser humano que se hace
cargo de su propio desarrollo, como un alma libre, adopta conscientemente su
propio autodesarrollo (su autoliderazgo) gracias a un aprendizaje de tipo vertical
(que ante todo amplía su campo de consciencia); su desarrollo lo vive como una
reinvención continua y como un estado de renacimiento permanente; encarna
una posición existencial que para algunos autores recuerda la de un yogui, quien
por su impecable trabajo interior, espiritual y emocionalmente enriquecido,
ilumina (alumbra) como un ser autentico, compasivo, alegre, celebrativo,
altruista, el cual es un continuo dador de vida (maternal que “da a luz”) como un
gran líder tao; sus energías yin y yang están en balance; para M. Wheatley (en
Who do we choose to be), este tipo de líder es un “guerrero del espíritu humano”,
o un líder noético que vive experiencias noéticas (IONS); lo caracteriza su
autenticidad siendo por ello una persona “integra, integrada e integrador”( como
explica Ramiro Restrepo en sus charlas del FAD de Quirama).
3. Compromiso con un ejercicio flexible del liderazgo relacional, que se
proyecta creativamente hacia los otros y hacia el futuro (modelo inside-
out). Es la persona que opera desde una posición de “vuelo elevado”, Lift (según
Robert Quinn y Ryan Quinn en LIFT) y que está ausente de la necesidad de hablar
de estilos y de clasificaciones de líderes; es quien ejerce un liderazgo
cooperativo, post jerárquico y cada vez más colectivo, buscando desarrollar
inteligencia y sabiduría colectiva (menos individualista); es un creador de valor
social para todos los agentes involucrados; se convierte en un catalizador del
desarrollo colectivo asumiendo una visión caleidoscópica, así como un papel
similar al del alquimista, características que ya aparecen en la teoría
organizacional para describir líderes transformadores, visionarios y cocreadores
para el siglo 21; cultiva una posición trascendente de su liderazgo para ser un
gestor de paz, en donde la fraternidad y la hermandad son valores que protege;
este tipo de líder, al encarnar e integrar los elementos del líder evolucionario, se
convierte en un novedoso “gestor de diseño adaptativo” (Barrett C Brown en The
future of leadership for sustainability).
Bienvenidos al siglo 21.
Es una gran verdad ancestral, ¨como es adentro, es afuera¨...el cultivo interior inevitablemente nos llevará a vivir el ¨cielo¨ en la tierra...por ahora, ser capaces de vernos internamente, aceptarnos, reconocernos más allá de la vanidad y comprender nuestra vulnerabilidad! Esa misma que nos conecta con nuestra propia verdad, humanidad y por supuesto, nuestra ¨Diosidad¨ (dios en el interior).....Confiando en que seamos capaces de volver conquistar lo ¨perdido¨ en nosotros mismo, el amor, ese mismo que nos sana y el cual es la exigencia Máxima de todos los tiempos, El amor es la exigencia y el amor es lo que sana! Gracias Mauro por tu nutrición y sabiduria! Abrazos a tu alma hermano!