En navidad se celebra la encarnación del Espíritu, fenómeno que continúa ocurriendo siempre y se convierte en un renacimiento continuo. Cuando celebramos este maravilloso y misterioso acontecimiento, con mayor consciencia, ocurre en nosotros una epifanía. La epifanía de darnos cuenta de que, en las actuales circunstancias, la humanidad entera está en un renacimiento, y que a pesar de lo doloroso que éste ha sido, como un gran parto, es una experiencia gozosa que ahora celebramos.
Por esto la invitación es que celebremos con alegría, paz interior, gratitud, serenidad, y un gran espíritu de reflexión, para que recibamos el regalo de la luz que nos está llegando y nos preparemos para que, con todo lo que hagamos en el futuro próximo, le demos forma a esta nueva humanidad naciente por medio de un nuevo modo de relación entre los hombres y de éste con la herida naturaleza viviente. Es asumir seriamente nuestro papel cocreador.
Así, en este espíritu, podemos entonar, ¡FELIZ NAVIDAD!
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